Tradicionalmente las descargas se utilizan para la elaboración de harina y aceite de pescado (85%), así como para productos enlatados y congelados (15%). En esta última década aumentó a 25% la cantidad de pelágicos menores dirigidos al consumo humano directo (SAGARPA, 2003, 2008). La sardina monterrey, que es la especie más importante de este conjunto, se ha destinado para el consumo humano directo (Cisneros- Mata et al., 1991), aunque a partir de los años noventas la sardina crinuda y la macarela, también se han dirigido a este fin (Nevárez-Martínez et al., 2006).
A finales de los años setenta e inicio de los ochenta, la anchoveta constituía cerca del 50% de la producción total de pelágicos menores. Actualmente en la Carta Nacional Pesquera estas especies representa alrededor del 2%, mientras que la sardina monterrey aumentó su volumen a 54.8% y la sardina crinuda a 21.3% (CARTA NACIONAL PESQUERA, DOF 2010). De 1997-2006 la sardina bocona aumentó sus niveles significativamente de casi 0% al 15.1%, incluso en Sonora y Sinaloa en algunos años, este valor fue de 33% y 75%, respectivamente. Las demás especies son menos importantes, aunque el volumen de sus descargas tiende a aumentar cuando escasea la sardina monterrey.
En la actualidad en esta pesquería existe una flota de 76 embarcaciones con permiso de pesca para pelágicos menores (además de dos recientes embarcaciones operativas en la zona de Isla Cedros), equipadas con red de cerco con jareta, aunque comúnmente no operan el 100%, por ejemplo, en 2008 operaron 69 barcos, con una utilización de bodega que va de 85% (Sonora) a aproximadamente el 30% (Ensenada). La capacidad industrial de proceso (plantas para enlatado, congelado y para elaborar harina y aceite de pescado) de pelágicos menores es de alrededor de 730,000 t/año de materia prima en peso vivo, con la mayor parte instalada en Sonora. La longitud total de atraque para esta flota es de 3,555 m (SAGARPA, 2003-2010).
En virtud de su posición en la trama trófica estas especies son altamente variables por lo que su manejo plantea retos particulares. Por otro lado, variaciones en el mercado también generan incertidumbre. Para las entidades de gobierno y los usuarios, estas variaciones complican la planeación de presupuestos e insumos industriales. En consecuencia, el pronóstico es sumamente importante para la planeación y monitoreo (Cisneros-Mata et al., 1996; Chen y Ware, 1999).